Cavilaciones y otros acuitamientos

Pepe Carracao Creo que estoy más enamorado de Olimpia que nunca lo haya estado. Seguramente algunos-as dirán ¿y qué nos importa? Llevarán toda la razón, pero yo siento necesidad de decirlo, es para mi, como una especie de ansiolítico y antidepresivo absoluto y al mismo tiempo un tónico y un estimulante: la pastilla de la felicidad, que bastaría para encontrarse permanentemente en un estado de completo bienestar, de completa felicidad... Quizás sea porque hay una sobriedad y una delicadeza indecibles en su manera de estar en el Hospital, esta noche parecía que su contorno se elevara y descendiese al mismo tiempo que mi respiración. Ambos agradecemos muy sinceramente vuestras muestras de afecto y os deseamos Salud, y Bienestar.

Milan Imaginé que el primer mensajito sería de Javi, o del Señor... pero ha sido el Sumi. Lo vuestro no está pagado. No podéis imaginar lo importante que es para algunos esta otra familia virtual (y a veces también física) que mantenemos, en gran parte, gracias a vuestra aportación al foro. Pues la primera mañana... deambulo por la casa como un zombi. La Bala duerme. Los chicos duermen... si es que han llegado (será cuestión de asomarme a sus camas... ¡vaya mal padre estoy hecho!) Este año, mi mamá está con nosotros... y cuando he salido de la habitación, me llega el olor de la costilla de cerdo que ha metido en el horno... Mi madre es de las de antes, que cuando está con nosotros, uno come del carajo, sin piedad con las consecuencias y dando secretas gracias al que inventó el omeprazol. Estoy con ella en el salón... en silencio los dos. Ha cogido el borrador de las Crónicas; al principio con un poco de escepticismo; pero luego está reconociendo cosas, niños y situaciones. Ella tiene