Testimonio de admiración.


- Miguel A. Rodriguez - 11/12/2006 14:39

Habian atacado el Palacio de la Moneda y el Presidente de la Republica yacía muerto sobre una silla en un pasillo.

Las ilusiones se desvanecían,los pobres y marginados de toda la vida supieron en ese momento que iban a seguir siéndolo y muchos jovenes que soñaban con una libertad desconocida que imaginaban al cerrar los ojos y traspasar la cordillera llegando a paises lejanos en la distancia y cercanos en el sentimiento, sintieron el golpe frio y doloroso de las cadenas. Algunos no puedieron resistirlo y volaron sobre los Andes en busca de sus sueños, otros muchos se quedaron a hacerle frente al vacío, a la nada,a la muerte.

Carlos no quería renunciar a sus sueños. El sometimiento significaba la aniquilación y no iba a dejar de hacer lo que hacía, quería seguir sintiendose vivo aunque ello le llevara a la muerte física. El compromiso con sus ideas y con sus compañeros era total, irrenunciable. Por ello aquella mañana imprimió algunas hojas de la sencilla gaceta sindical que tan bien conocía y salió a la calle para repartirla. En medio de la Alámeda repartió ejemplares y voceó los titulares en contra del golpista, a favor de la libertad.

Su detención fue casi inmediata, las amenazas y los golpes vinieron después. Algunos de los torturadores trataron de convecerle para que desistiera. Si volvía a hacerlo no lo contaría, le decían. Pero esa vez no lo podían hacer desaparecer, su apresamiento había sido público y Carlos era muy conocido. Y con esa baza jugó siempre. Cada vez que lo detenían y fueron muchas, hacía pegar carteles por todo Santiago que denunciaban su desaparición.

Pero lo que no se podía permitir era dormir tranquilo en su casa. Siempre debía mantenerse alerta. Los sicarios del tirano aprovechando la noche rodeaban su casa y un disparo hacia alguien que se movía en la oscuridad era una buena excusa.

En ningún momento, Carlos dejó de su actividad. Seguía publicando las gacetillas sindicales, se organizaba con sus compañeros en grupos de resistencia, llegó a convertir su casa en hospital clandestino donde atender a heridos y magullados de enfrentamientos con los represores.Algún posterior ministro fue atendido en su casa. Sus dos hijas vigilaban desde la azotea y avisaban cuando desde lejos oían ruidos de botas golpeando ritmicamente sobre el suelo.

En los últimos años pasó a la clandestinidad total, viviendo en una huida permanente , durmiendo cada noche en una cama desconocida. De vez en cuando y solo de vez en cuando aparecía por su casa protegido por sus compañeros para ver a su familia. Sus hijos le recuerdan flaco, demacrado ,golpeado pero con el mismo brillo en los ojos que siempre ha tenido y tendrá. Vivo, mas vivo que muchos.

Una noche fueron a buscarlo a su casa, pensando que se encontraba allí y al no hallarlo se llevaron a Eugenia, su mujer, con la esperanza de sacarle a fuerza de golpes y amenazas información de su paradero. No obtuvieron nada y Eugenia volvió a su casa con el ánimo deshecho y sus retinas impresionadas por la imagen de un compañero de su marido moribundo, en el suelo tras un mostrador.

El infierno se fue desvaneciendo, el dictador tuvo que ceder y la democracia volvió a Chile, gracias a los muchos Carlos que decidieron creer en la vida y en la dignidad de las personas y supieron hacer prevalecer la ilusión ante el miedo.

La noticia de la muerte del tirano no le ha afectado en realidad, ya estaba muerto hace mucho tiempo. Fue muriendo poco a poco a medida que se iban desvelando sus crimenes y latrocinios, que aunque sin condena jurídica han sido condenado por las conciencias de toda la humanidad. Como él dice "casi me gusta mas que se le recuerde como un ladrón que como un dictador".

Quiero hacer público aquí, mi respeto y mi admiración hacia mi suegro y compartirlo con mis paisanos.

Salud, Carlos.


- Aquilino - 11/12/2006 15:54

Gracias Miguel Ángel por compartir con nosotros este testimonio tan directo de la lucha por las libertades. Y manifiesta esa misma gratitud hacia tu suegro Carlos y su hija Carla.

Un fuerte abrazo



- Milan - 11/12/2006 16:20

¡Joder, tío! Dale un abrazo enorme a esa mujer que tienes, y que lo sepa tu suegro. Me has emocionado.


- Karla - 11/12/2006 18:38


Quiero utilizar este medio para agradecer a Miguel ese testimonio tan cercano, que ha compartido con todos ustedes.


En el día en que se conmemoran los derechos humanos ha muerto el dictador, que termino con la vida de tantas miles de personas, pero no es alegría la que me invade, más bien es nostalgia y frustración, no es ánimo de venganza, más bien necesidad de justicia, “justicia” que importante valor.

Tengo la esperanza que en un día, espero cercano se le de castigo a todos los que obraron con el, que mi país pueda superar la época más triste y cruel, que las madres, mujeres, tíos, hijos, primos, puedan conocer el paradero de miles de personas desaparecidas. Que mujeres y hombres puedan dejar atrás esa mirada de tristeza e injusticia y sepan que los criminales no gozan de impunidad. Mi querido miguelito te quiero mucho, me llenas de dulzura y me hace completamente feliz, que ese testimonio me ha llevado a épocas pasadas en que todos creíamos y luchábamos por un Chile Justo Democrático y libre.

Y a Carlos ese luchador incansable, ese hombre consecuente y generoso, mi padre.


- Carracao. - 11/12/2006 19:36


Karla, chiquilla, ya eres de las nuestras. Ya lo eras, pero ahora un poco más. Todo pasa y todo llega, pero lo nuestro es pasar...Que os quede el consuelo que ha muerto huído de la Justicia y la esperanza que a sus cómplices los puedan encarcelar. Un beso.



- Maribel - 11/12/2006 21:16


Un abrazo para los dos.Y a Carlos el deseo de que toda aquella horrible pesadilla que le tocó vivir, se esfume en el pasado dejándonos el ejemplo de ese gran hombre que aún será. Abrazos.





- Carlos Bustamante "el suegro y el padre" - 12/12/2006 03:53

Miguel Angel: agradezco enormemente tu testimonio, solamente hice lo que mi conciencia libertaria me indico, y fuimos miles, lamentablemente muchos de ellos quedaron en el camino, como ocurriò con queridos amigos y camaradas, unos asesinados otros detenidos desaparecidos. Pero otros tantos sobrevivimos, y somos los que mantendremos vivas sus memorias. Creo que en justicia, en esta hora, reconocer que sin el compromiso de mi compañera, que durante largas jornadas asumiò la jefatura del hogar, sin la ayuda de esas dos heròicas niñas, que vijilaban en la "azotea", y de mis dos hijos varones que muchas veces me acompañaron en esas jornadas al punto que uno de ellos se tuvo que asilar a los 17 años, no habrìa hecho lo que tu tan generosamente me reconoces.

Agredecer ademàs a los amigos de la web por sus elogiosos comentarios.


- Milan - 12/12/2006 08:40

Estimado Carlos.
Es un privilegio leerte en este foro. Ni imaginas la admiración que despierta en muchos tu ejemplo. ¡Ojalá pudiéramos ser capaces de levantar todas esas banderas que hoy día deben ser levantadas!


Hoy más que nunca, porque lo que percibimos para nuestros hijos es para temblar.


Un gran abrazo, Carlos Bustamante



- Mariquilla - 12/12/2006 12:41


Bienvenido Carlos. Permitáme que lo felicite por la muerte de "Pinocho". Es un lujo y un placer su participación en el Foro. Hace años que sabemos de los desmanes del innombrable por los medios de comunicación y el testimonio de sus compatriotas exiliados en España. Alégrese !!! le ha sobrevivido, que no es poco. Un fuerte abrazo.

- Padre Feijóo - 13/12/2006 12:06

Si tuviera que ponerle cara al Dictador sin duda le pondría la de Pinochet. Dictadura gratuita, no le costó nada alzarse sobre todo y sobre todos usando como arma el terror y la muerte hasta alcanzar el vértice de una pirámide de delincuentes contra la humanidad. Tampoco le costó mucho amasar una inmensa fortuna, repartida por las cajas fuertes de los bancos de medio mundo, mientras su conciencia se ennegrecía y sus manos enrojecían con la sangre de gentes inocentes. Dictadura cobarde que ahogó la voz de un pueblo inerme por haber elegido el camino de la democracia. Dictadura oculta tras unas gafas oscuras que pudo ver el destino de los desaparecidos, cuyas familias aun andan buscando. Dictadura, espejo de otras dictaduras, de aprendices de dictadores. Dictaduras. No hay que darles oportunidad. Hay que bajarlos de sus caballos de fuego. Mejor impedir que se suban. Descubrirlos, aislarlos, encapsularlos, con la fuerza de la razón, con la razón democrática, con la ley.

Al igual que a mis antiguos convecinos y amigos villajovitenses, la odisea de Carlos no me ha dejado indiferente. A lo largo de mi vida he escuchado emocionado cientos de testimonios de luchadores por la libertad y la democracia, de exiliados y no exiliados, principalmente españoles. Historias vivas de gentes que no sabían doblegarse, abandonarse con resignación a los designios de ... ¿de qué? ¿de quién?. Designios de la historia, divinos. El determinismo, el providencialismo no cupo en ellos, sino la firme resolución de cambiar el mundo, de construir un ideario en el que la libertad, la justicia social, la fraternidad y la igualdad constituyesen la esencia de la convivencia política entre los hombres, cualesquiera que fuesen sus razas, credos u origen social.

Historias de otros. Pero ésta viene a tu través y se me presenta muy próxima, inmediata, y observo tu orgullo cuando hablas de tu suegro y tienes mucha razón en proclamarlo, al igual que Karla. Yo lo estaría y mucho.

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